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39 El sacerdote Sadoc tomó el cuerno de aceite del santuario y consagró a Salomón. Después hicieron sonar la trompeta y toda la gente se puso a gritar:

— ¡Viva el rey Salomón!

40 Luego todos subieron tras él al son de trompetas y con tanto alboroto que la tierra parecía temblar con sus gritos.

41 Adonías y todos sus invitados lo oyeron cuando acababan de comer. Joab escuchó el sonido de la trompeta y dijo:

— ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?

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